Colaboraciones
Profesores/as de la Banda Municipal
Directores/as, Solistas, Agrupaciones
Francisco José Yáñez Garrido
TUBA
EN CLAVE DE SOL Mayo 2009
Benejúzar, Alicante, 1978
Uno de los cuatro tubas de la Banda Municipal de Bilbao, necesitó salir de España para encontrar un profesor que, como él, pensara que el instrumento al que ya había dedicado más de diez años de su vida tenía un sinfín de posibilidades. “Cada instrumentista tiene una forma muy particular de trabajar y necesitas que quien te enseñe comparta esa manera de trabajar”, explica Yáñez para justificar la intensa labor de búsqueda que le llevó hasta las clases de David Zambon en Perpiñán. “Tuve que ir a Francia, pero si hubiese estado en Japón, me hubiese ido hasta Japón, o a cualquier otro sitio”, subraya convencido.
No es para menos. Zambon le mostró que la tuba puede hacer mucho más que servir de acompañamiento. “Técnicamente me ayudó a pulir muchos defectos, pero lo más importante es que musicalmente me abrió un mundo de posibilidades; me enseñó que con una tuba se pueden interpretar sonatas de Bach, sonatas de violín o flauta e, incluso, conciertos de fagot de Mozart”, recuerda.
Pero la trayectoria de Yáñez empieza mucho antes de la aventura francesa; empieza cuando con siete años sus padres le apuntan a las clases de la agrupación musical de su Benejúzar natal y prosigue cuando, con apenas once, alguien le dice que en la Banda faltaban tubas. “Me animé enseguida. Era un instrumento que me llamaba mucho la atención por su tamaño”, recuerda. Mientras estudia en el Conservatorio de Murcia empieza la búsqueda que después le llevaría a Perpiñán. Los primeros viajes esporádicos a Francia se convierten en un destino casi definitivo cuando, con 21 años, decidió prolongar su formación en el país galo. Perpiñán primero, y Montpellier, después. “Estudiar música, y más hacerlo fuera, resulta muy caro. Yo he tenido la suerte de contar con becas de la Generalitat valenciana y del Ministerio de Cultura francés, y sobre todo, he contado con el apoyo de mis padres, que, pese a que no son aficionados a la música, siempre han tenido mucha fe en mí, en que me podía ganar la vida como intérprete”, explica orgulloso.
Durante los cuatro años que pasó en el país galo formó parte de la Joven Orquesta Nacional de Francia y colaboró con orquestas profesionales como la de Burdeos o Montpellier e incluso participó con las juventudes musicales del país en un espectáculo bautizado como ‘Los tubistas virtuosos’.
En 2004 fue contratado por la Banda Municipal de Bilbao, la primera profesional en la que ha trabajado, una agrupación en la se muestra “encantado”. “Afronta unos programas novedosos y cuenta con unos directores invitados que proponen piezas complicadas para la tuba, como la Tercera Sinfonía de James Barnes. Además, el trato humano es inmejorable y el público no nos falla nunca. Este año hemos llenado el aforo del Euskalduna casi todos los días, y eso quiere decir que la Banda tiene una gran proyección”, asegura.